Por fortuna, a día de hoy es muy sencillo dar con buenos profesionales para la instalación de persianas en Madrid. Sin embargo, ¿cómo crees que fueron las cosas en siglos pasados? Es más, ¿qué sabes realmente acerca de las persianas?
Si hemos despertado tu curiosidad y quieres conocer algunos datos muy simpáticos sobre la historia de estas estructuras tan particulares como necesarias, entonces presta atención a las siguientes líneas. ¡Seguro que te acordarás de este post la próxima vez que recurras a un técnico para la instalación de persianas en Madrid!
El origen de lo que hoy en día podríamos entender como persianas se encuentra en la antigua Persia, la actual Irán. Las persianas llegaron por primera vez a Europa a través de Italia, concretamente por el puerto de Venecia. Este desembarco se produjo nada más y nada menos que en el siglo XVIII.
El nombre de las persianas proviene de la palabra francesa persienne, que significa “originario o natural de Persia”. A mediados del siglo XVIII, se puso de moda en nuestro país vecino el hecho de importar productos orientales: alfombras, telas, alimentos… y, por supuesto, también unas estructuras hasta entonces desconocidas que servían para evitar que los rayos del sol penetrasen por ellas.
Puesto que dichas estructuras provenían de Persia, como ya se ha dicho, los comerciantes franceses comenzaron a popularizar el término “persienne” para referirse a ellas. Y desde Francia llegaron a España; así, “persiana” no es más que la evolución al castellano del nombre que le dieron los franceses.
A pesar de todo lo dicho, se considera que el inventor de la persiana moderna es el inglés Edward Bevan, quien desarrolló un mecanismo que incorporaba un cordón y una polea y que movía una serie de láminas de madera, las cuales iban encajadas en los marcos de las ventanas.
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